El coaching: un mercado para la excelencia.

Cuando quiero comprarme un buen vino, me dejo asesorar por  el tendero de mi barrio que es un experto somelier: durante años ha creado una sensibilidad especial para comprender los aromas perfeccionados del vino a base de barricas y perfumes naturales.

Cuando quiero  tomar un buen capuchino, suelo ir en mi ciudad a un pequeño café junto a la  catedral, donde un experto cafetero y una maquina italiana de las antiguas hacen que la nata, la canela y los granos cafeteros se conviertan en una explosión de matices para mis emociones.

Me gustan los tomates duros, ni pasados ni en su punto. Que cuando se abran un color verde llene el plato, con su jugo, mezclado con un exquisito aceite de oliva. Siempre los compro en una frutería ecológica, donde trabajan  el lema” de la huerta a la mesa”. Increíble, poderosos, auténticamente naturales.

Cuando necesito un libro que no encuentro, busco al mejor librero, el que lleva años absorbiendo las letras y paginas de sus innumerables estanterías.

Y podría seguir, porque sigo un lema: cuando quiero lo mejor, me dejo asesorar por los mejores, los que llevan toda la vida haciendo de la excelencia, su modus vivendi.

Estas personas: libreros, fruteros, cafeteros, buscan la singularidad en cada una de sus acciones, en cada matiz profesional  y vivencial: poseen el secreto de la genialidad: pasión, creatividad y oficio. Es la receta de la excelencia.

El coaching personal, el coaching ejecutivo, el coaching organizacional, el coaching intratégico ,el coaching ontológico,…el coaching busca el encuentro del cliente con sus potencialidades, con la toma de conciencia del axioma “el poder está dentro de ti”.A través de las sesiones, el cliente aumenta su rendimiento desde su propio convencimiento, desde su esfuerzo personal. Sus crisis se convierten en potencialidades, sus cambios en transformaciones conceptuales que les llevan a modificar sus actitudes. El cliente es la luz, el coach el facilitador de propiciar el aumento sinérgico de sus capacidades.

Ofrezcamos el mejor café del mundo, granos de autoconocimiento y autoconciencia, facilitemos el mejor vino, saboreado en pequeños sorbos  de altos rendimientos, coloquemos en un plato el trabajo maduro y responsable de un buen coach: humildad-aprendizaje y sentido de servicio.

Si queremos que el coaching sea la revolución del siglo XXI, que cada vez sean más los clientes, empresas que apuesten por nuestros servicios, contagiemos el virus de la excelencia en todos nuestros actos. Cursos, seminarios, conferencias, titulaciones,coaching grupal, coaching individual.

Porque un coach no es más   que un profesional que ha hecho de su trabajo una opción de vida , un somelier de las emociones, un  tendero de preguntas ecológicas, donde el cliente siempre apostará por comprar el producto estrella: metas alcanzables.

Ofrece lo mejor  de ti a tus clientes y no te guardes tus mejores productos. El coaching necesita que estemos preparados para competir en el mercado más difícil que existe, la excelencia. Es nuestro certificado de garantía: la honestidad.

El coaching: una oportunidad para el cambio

Hace dos años nadie creía que este momento fuera a llegar, una crisis mundial se ha generado en el planeta  que ha movido los cimientos del primer mundo. Solo lo que ocurre en esta parte del planeta modifica los acontecimientos del resto. La globalización, que llegó a nuestras vidas hace ya casi veinte años, ha hecho que lo que ocurre en el cono sur se conozca al segundo en el cono norte.

Todo afecta a todo. Pero esta es una ley universal que teníamos olvidada. El planeta es una globalidad, un único sistema que interactúa biológica y sinérgicamente al compás: la extinción de una mariposa de la selva amazónica  desencadena una serie de causalidades para el ecosistema  universal. Todo depende de todo. La naturaleza es ilimitada pero el ser humano es limitado, como nuestra conciencia.

Hace muchos años que el tercer mundo grita y proclama un cambio de conciencia: hay tierra para todos, hay comida para todos, hay sueños para todos: las nuevas tecnologías, los avances de la genética humana, la nanotecnología, la psicología positiva, los nuevos líderes mundiales, algo revolucionario se está cociendo en nuestro milenio. Y esta crisis mundial, debemos de afrontarla como lo que es, un oportunidad para transformar los pensamientos, creación de nuevas ideologías, cambio de sistemas, acercamiento a los sueños.

Todo un nuevo movimiento se expande por nuestro entorno: hay una vuelta al pensamiento interno, lo encontrarnos sobre todo el la búsqueda de nuestros valores. La palabra “Valor” y “Creencia” fueron pronunciadas por el líder mundial Barak Obama en su discurso de investidura. Estamos ansiosos de cambios, de nuevas emociones, de nuevos proyectos. Cada vez más se llenan las consultas de psicólogos de gente que quiere encontrar respuestas a su ansiedad, a su vacío interior. Y los coaches, el coaching tiene respuestas para tanta gente que necesita apoyo en sus procesos internos.

Es un buen momento para los profesionales del coaching, para la gente que sean capaces de transformar los sueños en metas alcanzables. Sin trampas ni cartón. Debemos huir de las falsas expectativas, de vendernos como los transformadores del cambio: el coach es solo un facilitador, el poder está en el cliente, nosotros solo creemos en sus potencialidades.

¿Y como aprovechar esta crisis como oportunidad?: la sinergia, la vocación, la expansión del concepto coaching: conferencias, charlas informativas, artículos, blogweb, boca a boca. La mejor publicidad que podemos llegara tener es un cliente satisfecho. Un cliente que consigue sus metas es un prescriptor de nuevos coachees.

Para llevarlo a cabo hay que ser auténticos, buscar dentro de nosotros lo mejor: el coach debe haber pasado antes su propio proceso de depuración, de encontrarse con sus cicatrices, reconocerlas y saber el lugar y la posición que ocupan. Luego, tendrá la pregunta exacta para intervenir con su cliente. La gestión de nuestro propio talento, de nuestra propia conciencia es la baza más importante: aprender a fluir.

Dice  Mihaly CSiksezentmihalyi en su afamado libro “ Flow”,” una psicología de la felicidad:· “Cuando una persona es capaz  de organizar su conciencia para experimentar el flujo , tan frecuente como le sea posible, la calidad de vida, mejora inevitablemente, porque, incluso en la rutina del trabajo, normalmente aburridas, llega a ser agradables, y a tener un propósito» .Si nuestro talento y el reto que nos marcamos están en consonancia, fluiremos. Y es el estado de conciencia más ambicioso al que el ser humano puede llegar.

Vuelvo al momento actual: la crisis económica, la crisis de valores, la crisis del orden universal. Aprovechemos la oportunidad como coachs para apoyar el talento de cada cliente, elevar su estado de conciencia, posibilitar que sus valores y creencias le aporten habilidades y aptitudes encaminadas hacia el éxito ( pirámide neurológica de Robert Dilts).

Escuchemos  a nuestros clientes, apoyémonos en el aprendizaje de oír la voz interior, y hagamos de la proactividad, un liderazgo de nuestras emociones.

La crisis es cambio, y el cambio es oportunidad. Estemos a la altura de nuestro propio reto.